martes, 22 de julio de 2014

Yernos que aman, de Abel Zamora. (La Pensión de las Pulgas)


La familia de Abel Zamora de este texto parece sacada del universo de John Waters. Literal. Por lo bizarro, lo costumbrista, y lo extremo. Según avanza la trama, los miembros de esta familia, con sus pequeños dramas, y esos universos personales de cada uno de ellos, se van transformando en un cuadro surrealista, en retratos a los Francis Bacon, retorcidos, difuminados, y terroríficos. 

El terror esta presente en todos ellos: el terror a la soledad, a la incomprensión, al que dirán, al amor, al compromiso, a superarse, y sobretodo, al pasado. Todos se conforman con lo que tienen, han tenido, o van a tener. Y todo motivado por ese miedo a estar solos; y por el amor, aunque duela, y nos haga sentirnos miserables. 

Si recientemente disfrutábamos con la familia de "August: Osage County" de Tracy Letts, tanto en el cine como sobre el escenario del Teatro Español, esta familia de Abel Zamora se disfruta aun más, por la locura que desprende, la violencia gratuita que aplican todos sus miembros, y esa conjunción de la realidad con las ensoñaciones de los personajes. Ensoñaciones que a veces hacen un efecto de espejo, en el que lo que reflejamos, no es lo que nosotros vemos, o queremos ver, en algunos casos, y la realidad se ve alterada, y terminamos proyectando lo que mas fácil se nos hace asimilar. Como cita la madre en un momento (tremenda Mamen García), ella cuida, es su instinto, y quiere ver una familia unida, y feliz, aunque sea por un momento, en una cena, aunque sea una realidad falseada. 

La dirección de actores es maravillosa, y aunque haya personajes mas agradecidos que otros, e historias secundarias roben el protagonismo de la (aparentemente) principal, las interpretaciones de Marta Belenguer como la hermana cruel, Juan Caballero, como el militante de las juventudes del PP, o la grandiosa intervención de David Matarín, quedarán grabadas en mi memoria a fuego.

Marta Belenguer, Juan Caballero, Manolo Caro, Mamen García, Emilio Gavira, María Maroto, David Matarín, Mentxu Romero, Ramón Villegas y Abel Zamora.
El texto de Abel Zamora con ese humor negro, y esa disección de los personajes, tan de cirujano, hacen que las dos horas de duración se pasen en un suspiro. Y especial mención a la selección musical y referencias populares, tan "white trash", que espero que alguna editorial teatral se digne a editar el texto porque necesito revisar ciertos momentos para aplaudir yo solo en casa. 

Quedan pocas funciones, y aunque últimamente parece que os recomiendo ver todo lo que se programa, es realmente loable que en el verano tengamos productos que nos alegren las tardes y las noches, aunque la temporada teatral "oficial" haya finalizado. Larga vida al teatro Off, y larga vida a los jóvenes dramaturgos. 

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